Anna, una afectada adulta que nos ha conocido este año por la web nos escribe para ofrecernos su testimonio.
De pequeña mis padres me contaron que nací con una mancha un poco destacable en la frente, más al lado izquierdo. Tengo mis primeros recuerdos sobre mí con unas cicatrices en la frente y me explicaron que eran a causa de las operaciones para sacarme ese lunar.
Yo siempre les preguntaba el porqué de haberme quitado la mancha aunque las razones que me daban eran un poco inciertas lo que me dificultó la comprensión de la situación y me llevó a sentirme culpable hasta de problemas no relacionados. A las cicatrices de las operaciones se les suma otra de cuando me caí en bicicleta, también de pequeña, que influyó en el resultado de las operaciones. Así que me pase toda la infancia con un defecto físico en la cara que me marcó bastante en las relaciones interpersonales y cuando fui un poco más mayor, también en mi carácter y mi conducta.
A los 16 me volvieron a operar para darle el toque final a las marcas de mi frente y al final la cosa fue bien. Ahora si no lo explico, a la mayoría de la gente le cuesta reconocer estos defectos físicos en mí. Al saberlo, algunos también me dicen que tengo suerte de tenerlo en la frente así es más fácil de disimular. No sé, pero ahora para mí ya no tiene la misma importancia que antes, ya que es una característica particular y muy superficial.
Anna
Ana estoy muy contenta de haberte conocido