LA GENTE MIRA
La gente mira. Eso es inevitable. Nos llama la atención lo diferente. Miran y se sorprenden.
Miran y se sorprenden y no entienden. Así suele ser en la mayoría de los casos. Entonces llega la curiosidad, que cada uno maneja a su manera.
Tiene un Nevus muy grande que le ocupa toda la mejilla. Y la cara no se puede ocultar, ni en verano ni en invierno.
Mirada, sorpresa, desconocimiento, curiosidad. Esa suele ser la pauta.
Al principio solo con una mirada ya me desarmaba. Con el paso de los meses intentaba controlarme y no responder con la indignación que sentía ante cualquier comentario. Pero volvía a casa con todas esas miradas en mi cabeza. Y me condicionaba. Evitaba lugares públicos y situaciones posiblemente incomodas. Lloraba y pensaba constantemente en ello.
Estaba equivocada. Yo estaba nerviosa, a la defensiva, y los demás lo notaban. Y se comportaban como me veían a mí.
Mi hijo es diferente, sí. Pero, ¿quién no lo es?
Suena XXXXXXXX pero es así y hay que convencerse de ello.
No es fácil, pero se aprende.
Se aprende a pensar en positivo. La gente que se comporta mal, se nos presenta tal y como es y no merece mas atención por nuestra parte. La gente que no sabe que hacer o decir, probablemente no tienen mala intención y procuro dar el primer paso. Y, lo mejor para el final, los que te sorprenden por su cariño y atenciones.
He tenido que escuchar alguna barbaridad que otra. Pero también he recibido mucho cariño de gente que no conocía.
Ya no evito ninguna situación, vivimos con toda normalidad, vamos al parque, al mercado, al colegio.
Y, sorprendentemente, me suelen decir que después de unos días viendo a mi hijo “dejan de ver” el Nevus. Ni son conscientes, solo se fijan en él, las cosas que hace o dice, cuando sonrie.
La gente mira, y poco a poco dejan de ver.