Durante este último mes he estado leyendo un libro que me regaló un amigo “Los miedos y el aprendizaje de la valentía” de Jose Antonio Marina. Un texto totalmente recomendable para todos los padres y en especial aquellos con hijos en edad escolar.
Se ha escrito mucho sobre los miedos ..De alguna manera podemos decir que el miedo forma parte de nuestra genética y nos ayuda para la supervivencia. Pero cuando se trata de elegir metas y objetivos no podemos dejarnos intimidar por él, porque sino nuestra vida sería una constante rendición y retirada.
El autor del libro lo expresa muy bien con la frase “Necesitamos a la vez vivir confortablemente y salir de la zona de confort para ampliar nuestras posibilidades”. Ambas cosas son ingredientes de nuestra felicidad.
A los padres de afectados por un nevo congénito gigante el miedo nos sobrevino en el momento del nacimiento de nuestros hijos…muchas dudas, muchas preguntas sin respuesta y después miedo a tomar decisiones equivocadas sobre tratamientos, cirugías y demás. A los afectados por el nevo cuando crecen y por primera vez son conscientes de su socialización también les sobrevino la angustia al rechazo, a la necesidad de ser aceptados, de explicar o de justificarse.
Aunque hay muchas clases de miedos (pánico, fobias específicas, fobias sociales, estrés postraumático, trastornos obsesivos compulsivos y angustia) muchos de estos miedos los sentimos todos y no debemos preocuparnos en demasía cuando no son excesivos o se presentan de forma puntual. El problema es cuando se convierten en miedos patológicos debido a su intensidad y frecuencia.
Para nuestra asociación las fobias sociales de los afectados y familiares pueden ser las que susciten mayor interés. Miedo a relacionarse, a ser evaluado o aceptado, etc. forma parte de nuestras vidas
Este miedo no se derrota con la negación, sino con la aceptación del presente y la acción para domarlo y vencerlo cuando no nos sea de utilidad. Y es que los científicos coinciden en que el cerebro emocional (el responsable de los miedos) sólo cambia mediante la acción, y esta acción consiste en domesticar al miedo como se haría con un animal; con suavidad y al mismo tiempo con tenacidad.
Lo importante pues es actuar, no analizar. En los miedos no es de gran utilidad llegar al fondo, a sus causas, sino en hacer, en atreverse, en convencer a nuestro cerebro emocional que no hay razón para temer.
Hay niños y adultos que ceden fácilmente al miedo, que prefieren la evitación de la molestia al disfrute del premio:
“Prefiero no salir con esta ropa o vestido que me encanta porque deja al descubierto el nevo” , “prefiero no ir a disfrutar del agua en un día soleado de verano (playa o la piscina) porque me tengo que poner el traje de baño”, “porque me van a mirar, o me van a preguntar”….El miedo es lógico y humano, pero atreverme a hacer lo que me gusta sin miedo al qué dirán es atreverse a disfrutar y es comenzar a derrotarlo. Nosotros elegimos, somos responsables porque tenemos capacidad de dar respuesta (response-ability), capacidad de actuar.
Como cada persona tiene un perfil emocional distinto la forma y tiempo necesarios para domesticar al miedo tampoco pueden ser iguales. Cada uno necesita sus tiempos y experiencias. Lo importante es conocerse o en el caso del niño enseñarle a conocerse para que pueda dar los pasos adecuados en la batalla a sus miedos.
En cualquier caso utilizaremos la secuencia Suceso, Esquema, Respuesta para la educación de los miedos…
• Situación: Tengo que ir a la piscina con los amigos
• Esquema: Emoción de Peligro
• Respuesta: Miedo, me gustaría pero prefiero evitarlo
La solución está en cambiar el contenido de este esquema, exponiéndonos de forma progresiva a las “situaciones” temidas, para ver que somos capaces de afrontar los “peligros” adecuando nuestra “respuesta”.
La resistencia al miedo tiene su origen en el hecho mismo de experimentarlo y los padres debemos conocer que los miedos se aprenden por tres vías:
– Condicionamiento. Una experiencia se vuelve traumática por el dolor que produce y nos condiciona ante una experiencia similar en el futuro
– Aprendizaje Observacional. El miedo es contagioso, si los hijos ven temor en los padres ellos inconscientemente los asimilaran
– Lo que transmitimos: Decimos a nuestros niños las cosas a las que deben tener miedo para protegerles (pero así les hacemos vulnerables)
Así que en vez de proteger al niño de experiencias nuevas, ofrezcámoselas de forma dosificada para mejorar su valentía
Valiente es aquel que actúa por algo justo o valioso a pesar de la dificultad. La valentía es directamente proporcional a la fortaleza personal e inversamente proporcional al miedo.
Una cosa es lo que podemos hacer y otra muy distinta lo que creemos que podemos hacer. Esta creencia “equivocada” es la que forma parte de nuestros esquemas de miedo
Para acabar nuestro resumen vamos a listar un conjunto de métodos o herramientas para enfrentarse a los miedos. No es el objeto de este breve artículo dar soluciones sino promover el interés del lector para que pueda investigar o buscar literatura sobre la herramienta que le interesa o cree más adecuada para su caso particular o el de sus hijos.
Los métodos para enfrentarse a los miedos pueden ordenarse en tres grupos coincidentes con tres escuelas psicológicas mayoritarias
– Métodos Conductales. Pretenden modificar la conducta sin preocuparse de lo que sucede en el interior del sujeto
– Métodos Cognitivos. Consideran que la conducta depende de las creencias y el modo de pensar del sujeto
– Métodos Cognitivo-conductales. Mezcla de los dos anteriores
En la actualidad se ha impuesto esta tercera via (cognitivo-conductal) en la que tanto la experiencia personal de los miedos como los esquemas cognitivos, afectivos y la forma de actuar del sujeto interaccionan entre sí.
Unas palabras finales para una de las etapas más peculiares de nuestras vidas, la adolescencia. Los principales problemas del adolescente tienen que ver con su identidad y les preocupa en sobremanera lo que piensan de ellos los demás. Ajustar la necesidad de contar con el juicio ajeno con la necesidad de prescindir del juicio ajeno es uno de los equilibrios más difíciles de conseguir en la vida social.
El periodo navideño es un buen momento para ponernos frente de un papel y escribir nuestros miedos, ¿que nos preocupa? ¿Que nos angustia?…identificar emociones y elaborar un plan de accion para que el miedo no se convierta en un freno a nuestras ilusiones y deseos.
¿A qué esperas para intentarlo?
Julio me ha parecido muy interesante y práctico, sobre todo para recapacitar y «actuar» des de este mismo momento en los propósitos de este año que viene. Gracías.
Muchas gracias Julio por este resumen y recomendación de lectura. Sin duda, los padres somos modelos en la forma de contemplar y analizar el mundo que les rodea, y unos padres que buscan soluciones y la visión positiva de las situaciones problemáticas de la vida, favorecen el desarrollo de una personalidad más optimista y estable, que los padres que se quejan continuamente de sus desgracias. En los colegios, cuando conoces a los padres de los niños, comprendes mucho mejor el comportamiento de los niños, y a veces es muy difícil que el padre/la madre sea consciente del daño que pueden ocasionar a sus hijos con ciertas actitudes y comentarios.
Tal vez no podamos superar los miedos e inseguridades, pero sí ayudarles a desarrollar estrategias que les ayuden a controlarlos y a dominar la ansiedad que provocan.
Un saludo
Muchas gracias Julio!
Me han entrado muchas ganas de leer el libro y de investigar al respecto. Nos hemos sentido identificados con muchas de las cosas que cuentas, en nuestra mano está aprender a exponernos y a perder el miedo
Gracias Julio!
Ya con el título me has enganchado, el miedo, de lo que más tengo, para dar y regalar, o, al menos, eso es lo que dicen los que me conocen bien….. Hay que pelearse contra él y para eso hay que mirarlo de frente, y ¡ahí ha entrado tu artículo!. Como mi tendencia es mirar hacia otro lado me viene muy bien que alguien me recuerde esto de que el miedo está por ahí. (Vaya rollo que estoy soltando…).
Por otra parte, como madre os cuento que alguien tan miedosa como yo, con la colaboración de alguien tranquilo, como él (Josema), puede criar hijos valientes(«aquel que actúa por algo justo o valioso a pesar de la dificultad») y pensar ¿cómo habré podido yo tener hijos así?…..
Acabo, al lado del ordenador, tengo desde hace un año una postal enmarcada con una frase de Charles Chaplin: «La vida es maravillosa si no se le tiene miedo», para que no se me olvide.
¿Te he dicho que has dado en el clavo? Gracias